jueves, 26 de octubre de 2017

VITICULTURA HEROICA






En el interior de Galicia, entre las provincias de Lugo y Orense, se encuentra la Ribera Sacra. Atravesada por el rio Sil, sus laderas escarpadas dejan impresionados a cualquiera que se acerque por alli.

Miles de pequeñas bodegas tienen sus viñedos en esta zona, donde la variedad de sus uvas: garnacha, mencia, godello, merenzao, dona branca... crecen en unos terrenos graníticos, con unos suelos muy muy secos que consiguen que las uvas luchen por sobrevivir ganando sabor en boca.

Bancadas que escalan a orillas del Sil a lo largo de la ladera plagadas de viñedos, donde sus gentes llevan desde la época de los romanos cultivando un vino que ha conseguido la denominación de origen en el año 2.011.

Heroica por la disposición del terreno, por la carencia absoluta de maquinaria, por desniveles que llegan a un 80%, por vendimias que solamente sus gentes son capaces de realizar. Trabajadores en su mayoría con edades avanzadas, ya que las nuevas generaciones han decidido emigrar a las ciudades dejando de lado trabajos que se han transmitido generación tras generación. Muy bien remunerado por su escasez y su esfuerzo.

Una pequeña bodega, Ronsel do Sil, con vinos de autor y producciones de no mas de mil botellas en alguna de sus variedades llamo mi atención. Situada en la zona baja del Sil y con tan solo dos hectáreas de viñedos, sus propietarios un matrimonio joven de Madrid que decidió romper con sus profesiones y dedicarse al vino, nos recibieron en pleno proceso de embotellado y empaquetado.

Entre sus variedades me gusto especialmente una: dona branca. No se da siempre y su producción es la mas exquisita y la mas limitada. Uva blanca, de racimos gordos, que al gusto resulta aromática y con gran sabor en boca y  a la vista muy brillante. 

¡Que tendrá el vino que hasta tiene su propio Dios! Baco que descubrió unos racimos en una gruta, los exprimió y disfruto de su jugo hasta la extenuidad. Tiempo después recorrió territorios para enseñar a cultivar la vid y elaborar este maravilloso caldo del que soy fan absoluta. Gracias Baco, ¡No se que hubiera hecho sin tu descubrimiento!

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