A este restaurante, que se encuentra fuera de la ruta turística de la ciudad, acuden en su mayor parte clientes daneses. Que salen bien vestidos para compartir la mesa con sus amigos, familias o parejas. Tuvimos que reservar ya que estaba lleno!
Es un pequeño local con algunas mesas fuera, para los pocos días en los que se puede disfrutar del placer de comer fuera, y con dos zonas interiores con una iluminación muy baja.
Otro lugar con mucha influencia francesa en sus platos. Elaborados con gusto y mucho color!! Su dueño hablaba perfectamente el francés.
Tome un menú degustación compuesto de un entrante, un plato principal y un postre. Todo ello acompañado por una degustación de tres vinos diferentes, todos ellos franceses menos el vino dulce que era un Pedro Ximenez español. Comencé con un vino blanco para el aperitivo y el entrante, para a continuación cambiar a un vino tinto para el plato principal y finalmente el vino dulce para el postre.
Sopa de pescado
Solomillo de ternera con los bordes caramelizados
Degustación de quesos
La verdad es que estuvo todo estupendo, aunque el precio algo elevado para mi gusto!!
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