Este pasado año 2.015 pasará a la historia por el nacimiento de una nueva sociedad española; más diversa y enfrentada que nunca.
Una de las cosas que me llaman mucho la atención es la falta de patriotismo, y de defensa absoluta de la "marca España" en Europa y en el mundo.
Nací por cosas del destino en Madrid, pero toda mi educación y mi vida se ha desarrollado en el País Vasco. En aquellos años, estábamos bajo el régimen franquista; donde todo estaba sometido a una dictadura, al criterio absoluto de una persona y al que protestase por algo se las veía. Duro, sin duda!
En aquellos años, las mujeres no trabajaban fuera de casa ( salvo en casos muy raros), se dedicaban a la familia y a los hijos. Las familias eran numerosas, la ropa se heredaba de hermanos mayores a pequeños y los Reyes Magos no nos inflaban a regalos porque la sociedad de consumo no existía. ¡ Qué años más maravillosos!
La democracia, el mundo de las comunicaciones, la incorporación de la mujer al mundo laboral, la globalización, el encarecimiento de la vida y la sociedad de consumo han traído consigo un mundo competitivo, estándar, sin valores, sin natalidad, con flujo migratorio y un montón de cosas más que hacen que los tiempos que corren hoy en día no tengan nada que ver con antaño.
Siempre he defendido el norte de España y sobretodo mi tierra, Bilbao. Pero durante estos años he conocido diferentes rincones de mi país, de norte a sur y de este a oeste. Y, ¿sabes qué? Me encantan todos y cada uno de ellos, amo la diversidad de culturas, de costumbres, sus gentes, su gastronomía....
Admito y respeto la política en todas sus vertientes, aunque yo tenga mis ideas, pero lo que no comparto es la segregación de nuestro país en pequeños mini países. ¿Qué es esto? ¿Por que no se defiende la "marca España" en el exterior? Todos juntos tenemos mucho que aportar y ofrecer; nuestro potencial turístico, la gastronomía, nuestra industria textil, y muchas mas cosas de origen local.
Recuerdo, la ilusión de ir a Francia a comprar aquellas cosas típicas: quesos, pastelería, ropa.... Hoy en día, la globalización ha hecho perder esa esencia que tenían las ciudades y los países.
Siento que estamos destrozando nuestro país y miedo me da lo que se van a encontrar nuestros hijos el día de mañana. Todo va muy rápido y a veces pienso que si queremos parar o volver atrás tenemos que irnos a vivir a los pueblos; muchos por cierto, que mantienen sus costumbres imperturbables ante esta vorágine que esta destrozando España y su productividad.
Desde aquí, solo puedo decir ¡ Que viva España!
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