lunes, 28 de octubre de 2019

MI VIAJE A LA PUGLIA I



 


Esta región del sur de Italia conocida también como Apulia corresponde a lo que conocemos como tacón de la bota. Está bañada por el mar Adriático y Jónico, además es la sexta región más poblada del país con cerca de 210.000 habitantes.
Sus aguas azuladas, sus costas escarpadas y con apenas montañas, es muy fácil recorrerla en coche. Pero antes debes tomar nota de una serie de recomendaciones. 
La gasolina en Italia es muy cara y a pesar de contar con muchas estaciones de servicio donde la guerra por los precios se hace patente, en todas encontraras surtidores con dos tarifas diferentes, dependiendo si es self- service o no. Como compensación tengo que decirte que toda la red de carreteras de la región es gratuita; eso si, el asfalto de las secundarias da pena verlo. 
Lavar el coche no es tarea fácil, tienes que localizar sitios concretos donde poder hacerlo, ya que en las gasolineras no tienen máquinas de lavado.

Octubre es una buena época para recorrer La Puglia de cabo a rabo. La temperatura es agradable y con posibilidad de disfrutar de baños de mar sin agobio de multitudes y de calores infernales. Debes de tener en cuenta que anochece muy temprano, a las seis y media.
Nosotros comenzamos nuestro recorrido en una localidad muy pintoresca y quizás la más bonita de la región: Polignano a Mare.
Rodeada de mar y con unos acantilados que albergan cuevas en su interior que la hacen mágica. Es conocida por ser la ciudad donde nació Domenico Modugno, autor de la famosa canción “Volare”. Encontraras una estatua de bronce en su honor y al lado unas escaleras que te llevarán a uno de los acantilados desde donde la gente se lanza al mar; porque dicen que nadie debe marcharse de Polignano sin saltar al mar. Desde allí podrás hacerte una de las fotos más bonitas para el recuerdo.
Recorrer las calles del casco antiguo y divisar desde los múltiples miradores las viviendas construidas al ras del acantilado, su única playa “Lama Monachile” y sus gentes pescando desde arriba te dejaran boquiabierto.
Algo que no debes dejar de hacer es un recorrido en barco de cuarenta minutos desde Cala Paura. El precio es de veinte euros por persona y el guía te narrará todo en inglés o italiano. Visitarás las cuevas y entrarás en alguna de ellas. La más grande y la primera en el mundo que albergó un restaurante en su interior es “La Grotta Palazesse”. Magnifico restaurante por el enclave aunque la gastronomía no debe estar a la altura.
Te recomiendo que lleves el bañador porque tendrás la posibilidad de darte un chapuzón en una de las cuevas. Algo único que siempre llevarás en el recuerdo.
Nos alojamos tres noches en “Carone Suite” un chalet con piscina que dispone de cuatro habitaciones y una suite enorme cada una con un nombre. Sus desayunos con repostería casera y variada son para disfrutarlos. Lo que más nos gustó fue el trato familiar que nos dispensaron y la comodidad de su cama, algo que se agradece porque llegábamos todos los días agotados.
Desde aquí puedes visitar varias localidades que están relativamente cerca sin tener que cambiar constantemente de alojamiento.
Alberobello se encuentra a tan sólo 32 kilometros. Su carretera discurre entre campos verdes y olivos centenarios maravillosos. Llegar y recorrer sus calles entre los “trullis”, unas casitas redondas de mampostería con tejados de piedra de forma cónica es increible. Antiguamente estos tejados se dejaban sin sellar para cuando viniera el cobrador de impuestos, pudieran derribar el tejado y así no pagar las tasas de la vivienda. Hoy en día son comercios, viviendas o B&B. Podrás acceder a la parte alta de alguno de ellos y divisar todo el poblado desde algún comercio, siempre y cuando adquieras alguna cosa.
Detrás de la Iglesia, en el lado opuesto se encuentra el “Trullo Sovrano” el más grande y para visitarlo debes pagar 1,50 euros pero comprobarás como se construyeron y la vida que hacian en ellos.
Desde 1.996 son Patrimonio de la Unesco.
No te marches sin pasar por el “Central Bar” en la calle Corso Vittorio Emanuele y degustar su magnifica repostería casera o alguno de sus helados mientras disfrutas de su terraza y la vida de sus gentes.
Monopoli es famosa por sus 15 kilometros de costa rodeada de pequeñas calas de aguas cristalinas. Su puerto es uno de los más importantes de la región, cantidad de barcos de pesca y pequeños barquitos azules que parecen puestos para una foto. El Castillo de Carlos V sobre el mar, construido durante la dominación española, la catedral y las pequeñas iglesias con fachadas de piedra picada hacen de esta ciudad algo especial. Observar entre calles cómo viven sus gentes, sus pequeños patios, sus balcones y escaleras..
La “Osteria Perrici” es un gran acierto para comer un pescado fresco del día, algo de pasta o una buena ensalada de tomate con rucola.
Ostuni el pueblo de las casitas blancas con pequeños toques de color floral. Ubicado en una pequeña colina, y rodeada de murallas, merece la pena perderse entre sus calles. Eso si, lleva calzado cómodo porque sus subidas y bajadas te dejarán agotado. Su catedral es de visita obligada así como comer en la “Osteria Ricanatti”. El mejor restaurante de todos los que hemos recorrido. La elaboración de sus platos, su presentación y sus detalles te descubren lo bien que se pueden hacer las cosas. No dejes de comer los orechiettes, el tiramisú y su café acompañado con unas pastas y presentado en una bandeja de plata individual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario